El trastorno por déficit de atención e hiperactividad/impulsividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo de origen neurobiológico que padece actualmente en España entre el 2-5% de la población infantil. Algunos datos en relación al trastorno:
Tiene una tasa de heredabilidad aproximadamente del 76%. Esto indica que existe una probabilidad mayor de que la descendencia tenga TDAH en el caso de que un progenitor haya sido diagnosticado de este trastorno.
Los estudios muestran que los familiares de personas diagnosticadas con TDAH tienen un riesgo de padecerlo hasta 5 veces mayor que con personas sin antecedentes familiares de TDAH.
Pese a que pueda existir una sospecha clínica, debe ser a partir de los 6 años cuando se realice la evaluación diagnóstica.
Su diagnóstico debe ser clínico, apoyado en los resultados de pruebas de evaluación neuropsicológica.
Para su diagnóstico los síntomas deben haberse observado durante, al menos, 6 meses, deben estar presente desde antes de los 7 años de edad y manifestarse en diferentes ambientes donde se desenvuelve el niño.
Puede tener distintas presentaciones (que hacen referencia a cómo se inició el trastorno) y puede ser predominantemente de tres subtipos (es decir, cómo se presenta en la actualidad), estos son:
Presentación combinada déficit de atención e hiperactividad/impulsividad.
La intervención siempre debe ser multidisciplinar: a nivel familiar, escolar y terapéutica (médica y psicológica).
No todos los niños con TDAH necesitan tomar fármacos, se valora según cada caso individual.
Algunos consejos si tu hijo es TDAH:
Si notas que tu hijo o hija “parece que no te escucha” dirígete a él o ella directamente y asegúrate de que ha atendido a la información si esta es importante.
Ayúdale a organizarse y a planificar. Los niños con TDAH presentan déficits a nivel de las Funciones Ejecutivas (funciones cognitivas de alto nivel que se encargan de “gestionar” al resto de procesos cognitivos para dar respuestas de alta demanda). Por tanto, necesitan ayudas externas del tipo: agendas, horarios, temporizadores para realizar una tarea. Es fundamental que estas ayudas se integren en su día a día lo antes posible, ya que así aprenderán a interiorizarlas pudiendo llegar a automatizar los procesos necesarios para realizar una tarea.
Necesidad de un ambiente previsible y altamente estructurado. Eliminar todos los estímulos irrelevantes posibles, especialmente a la hora de realizar tareas que requieran cierto nivel de concentración.
Divide una tarea en las pequeñas partes que la componen. Todas las tareas y acciones están compuestas por una sucesión de pasos o conductas. Descomponiendo la tarea en sus partes ayudamos a que asimilen mejor cuáles son estos y se organicen mejor. Si es necesario, escribe estos pasos y ponlos en un lugar visible. ¡Todavía mejor si tienen asociados dibujos, imágenes u otros elementos visuales!
Si es necesario, dar instrucciones verbales que sean: explícitas, cortas y concisas, y pídele que te las repitan para asegurarse de que las han comprendido. Las instrucciones pueden presentarse también por escrito para que las pueda repasar si lo necesita.
No castigues sus olvidos o despistes, recuérdale que tiene que repasar las cosas antes de hacerlas y revisad juntos qué debe hacer para la próxima vez. En el déficit de atención existe dificultad para recuperar conocimientos previos y aplicarlos a diferentes tareas sumado a una dificultad para atender, organizar y procesar información relevante.
Con trabajo, constancia, paciencia, perseverancia, ayuda, herramientas y estrategias, pueden llegar a conseguir todo aquello que se propongan. Es fundamental hacerles saber que confiamos en ellos y en su capacidad. La confianza y la seguridad es la base para la motivación.
Aprender a leer es, sin duda, una de las tareas más importantes de la escolaridad, ya que proporciona una destreza imprescindible en la sociedad actual. Es, además, el factor más determinante del éxito o fracaso escolar, ya que la gran mayoría de los conocimientos se adquieren por medio de los textos escritos, siendo imprescindible leer con fluidez para comprender esos textos.
Se suele considerar que el aprendizaje de leer dura solo unos meses, pero lo cierto es que se trata de un proceso complejo que se extiende prácticamente a lo largo de toda la escolaridad.El aprendizaje de las reglas grafema-fonema es solo el principio de un largo camino.
Mi hijo está en segundo de primaria y todavía no lee
Las dificultades lectoras que presentan algunos niños y niñas pueden ser debidas a causas muy variadas, como falta de asistencia a clase, problemas emocionales durante el aprendizaje de la lectura, dificultades sensoriales( problemas de vista o audición) o cognitiva (problemas de atención, escasas capacidades intelectuales etc..) Pero hay un porcentaje de casos( en torno al 4%; González et al.;2013; Jiménez et al., 2009) que tiene dificultades para aprender a leer sin que exista una razón externa que lo justifique : no tienen problemas sensoriales ni emocionales. , han asistido a clase con regularidad e incluso pueden tener una inteligencia por encima de la media. Y a pesar de ello, tienen graves dificultades para aprender a leer. Son los niños y niñas con dislexia.
Realmente lo que define a los niños con dislexia es lo difícil que le resulta aprender a leer a pesar de que tienen buenas capacidades cognitivas y de poner empeño en su aprendizaje. Les cuesta enormemente aprender la correspondencia entre las letras y su pronunciación, de manera que hoy aprenden una letra y mañana parece que se les ha olvidado y además, les cuesta automatizar esas correspondencias, por lo que su lectura es lenta y fatigosa, especialmente en palabras largas y poco familiares.
Suele cometer muchos errores de omisión, sustitución o adición de letras en las palabras, especialmente en los primeros cursos de la escolaridad. Por otra parte las dislexias evolutivas van siempre acompañadas de trastornos de escritura, presentando las mismas dificultades en el aprendizaje de las reglas grafema-fonema, por lo que cometen errores de omisión, sustitución y adición de letras al escribir.
La teoría más aceptada actualmente por la mayoría de los investigadores es que la dislexia se debe a un trastorno fonológico.
Es una incapacidad específica para el aprendizaje de origen neurobiológico . Las dificultades en la dislexia resultan de un déficit en el componente fonológico del lenguaje que es a menudo inesperado en relación con otras capacidades cognitivas. (Lyon et al., 2003).
Un factor muy determinante en la recuperación de la dislexia es el hecho de comenzar la intervención lo antes posible. Principalmente porque cuanto más joven, mayor plasticidad cerebral se tiene y eso es fundamental en el aprendizaje.
Desde el centro contamos con pruebas estandarizadas y actualizadas para realizar un diagnóstico de dislexia lo más tempranamente posible y así poder ofrecer los mejores resultados posibles.
Durante la edad infantil es frecuente encontrarnos con familias que se preguntan cuál es la causa de que su hijo pequeño no hable correctamente, refiriendo, en muchas de estas ocasiones, que no comprenden a sus hijos.
Para entender el origen de las posibles dificultades existentes es importante entender primero que el habla no es simplemente un acto motor, sino que implica la existencia de muchos otros procesos con objetivo de conseguir cierta organización y representación lingüística-cognitiva de los sonidos.
Cuando un niño presenta dificultades en su habla, afectando de manera directa a su inteligibilidad y dificultando la correcta comprensión por parte de sus cuidadores más cercanos, podemos encontrarnos ante un caso de Trastorno de los Sonidos de Habla (TSH), se define como una alteración en la en la producción articulatoria de los sonidos (fonética) y/o en el uso funcional de los segmentos contrastivos “fonemas” de un idioma (fonología) que afecta la inteligibilidad del habla en diferentes grados y pueden ser diagnosticadas en diferentes etapas de la vida (Susanibar, Dioses et. al., 2016).
Las causas del TSH son en gran medida idiopáticas, o lo que es lo mismo que no poseen una causa aparente que pueda explicar las dificultades existentes. Por otro lado, destacan como causas conocidas la existencia de alteraciones auditivas, neuromotoras o anatómicas.
Pero no todas las dificultades en el habla que presenten los niños pueden ser consideradas un Trastorno del Sonido del Habla, esto dependerá en gran medida de la cronología de adquisición de los fonemas del habla.
El desarrollo de adquisición fonético-fonológico ocurre en una serie de etapas acordes a una edad cronológica normotípica dando lugar a la existencia de 8 etapas diferentes desde los 2 a los 5 años. En el siguiente cuadro, siguiendo la clasificación de Susanibar, Dioses y Huamaní (2016) y de Laura Bosch (1983) se exponen las diferentes etapas y los fonemas que deben estar adquiridos según la edad del niño.
Cuando decimos que se encuentran adquiridos nos referimos no solo a la parte articulatoria del lenguaje, es decir si son capaces de producir o no dicho sonido, sino también a la capacidad de uso de los mismos en el lenguajes espontáneo, es decir, que sean capaces de emplear adecuadamente ese fonema en las palabras y frases que emplee en su vida cotidiana.
En el momento en el que nos encontremos ante la situación de que nuestro niño no tenga adquiridos los fonemas correspondientes a la edad cronológica que presente o no sea capaz de usarlos en el lenguaje espontáneo, afectando de manera directa la inteligibilidad de su habla, es necesario acudir a un logopeda.
El papel del logopeda en estos casos se basa en la evaluación del habla del niño, valorando las dificultades existentes para, posteriormente, asociarlas a la patología correspondiente, permitiéndonos así llegar a una síntesis diagnóstica. Tras esa síntesis nos encargamos de llevar a cabo una intervención individualizada en las dificultades concretas que presente cada niño. Además de la intervención con los niños, nuestro método de trabajo se basa también en conseguir, de forma coordinada y en equipo, trabajar con la familia, logrando así los mejores resultados posibles.
La tartamudez se define como un trastorno de la fluidez del habla de origen neuro-motor que se da durante la infancia (2-5 años) y afecta al 5% de la población infantil siendo más habitual en hombres que en mujeres (5:1).
Se caracteriza por la existencia de comportamientos primarios y secundarios.
De manera más específica cuando hablamos de comportamientos primarios, también conocidos como disfluencias, nos referimos a:
Prolongaciones
Bloqueos
Repeticiones de fonemas, sílabas, palabras o grupos de palabras.
Por otro lado, cuando hablamos de comportamientos secundarios nos referimos a:
Comportamientos fisiológicos como tics, tensión muscular y/o movimientos asociados.
Comportamientos verbales como el empleo de muletillas, sinónimos, circunloquios, onomatopeyas, juegos vocales y/o evitaciones.
Comportamientos emocionales como la frustración, la tristeza, la ansiedad, los pensamientos de anticipación, el miedo y la baja autoestima.
Estos comportamientos no son la causa de la tartamudez, sino la consecuencia.
La tartamudez es un trastorno que ha evolucionado mucho a lo largo de la historia por eso es interesante desmontar una serie de creencias erróneas que existen sobre él. En este post os dejamos una infografía de “MITOS VS REALIDAD” sobre la tartamudez.
A menudo las familias nos hacen esta pregunta, el trastorno del lenguaje es un trastorno del neurodesarrollo que se asocia, según la OMS (2018) a dificultades persistentes en la adquisición, comprensión, producción o uso del lenguaje que se detectan durante la infancia. Afecta al 7% de la población infantil y su causa parece ser hereditaria en un 50-70% de los casos.
De manera más específica podemos identificar como dificultades del lenguaje:
Retraso global en la adquisición del lenguaje.
Dificultades de expresión.
Problemas de comprensión.
Vocabulario significativamente reducido.
Construcciones morfosintácticas incompletas.
Discurso alterado.
Todas estas dificultades intervienen de forma directa y negativa sobre la vida del sujeto que las presenta. Cuando la comunicación se ve limitada por dichas dificultades también se limitan sus relaciones sociales y su rendimiento académico.
Por este motivo es importante una detección precoz de las dificultades y una intervención logopédica específica durante los primeros años de vida.
En la siguiente infografía os dejaremos una serie de señales de alarma que debemos tener en cuenta durante el desarrollo lingüístico de los más pequeños de casa.
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